“Elvis”, una biopic salvaje, inestable y audaz, así como Elvis Presley.

Como toda película relacionada a la música, siempre nos deja manijas.
Les dejamos una pequeña nota para que sepan con que se van a encontrar en el cine.

Hablar de Elvis Presley es hablar de historia musical estadounidense, pero también de uno de los artistas más influyentes y prominentes del siglo XX, el cual dejó un legado que continúa en nuestros días, y para muestra de esto tenemos “Elvis”, película biográfica del “rey del rock and roll” dirigida por Baz Luhrmann, la cual reluce por su ritmo, su seductor montaje y sus sobresalientes actuaciones.

Este biopic aborda desde el descubrimiento de Elvis Presley (Austin Butler) por parte del coronel Tom Parker (Tom Hanks) en conciertos locales, hasta el estrellato mundial. La preparación de conciertos, las giras nacionales, el impedimento de hacer giras mundiales, el caótico contexto social y cultural, así como el desprestigio y la alabanza hacia el estilo del cantante, son temas que se tocan en poco menos de dos horas con cuarenta minutos.

Tal vez para cierto tipo de público la escritura (a manos de cuatro guionistas) de esta película no les convenza del todo, pues por momentos es vertiginosa y desarrolla en poco tiempo muchos eventos de la vida del cantante, y en otras ocasiones aletarga acontecimientos que podrían sintetizarse sin ningún problema, sin embargo, el acabado visual junto al montaje cumplen una función metafórica: retratan la personalidad y la excitante carrera de Presley. La edición (a cargo de Jonathan Redmond y Matt Villa) se encarga de apoyar el dinamismo de los dos aspectos mencionados, ya que, con constantes e impetuosas transiciones e imágenes superpuestas, la cinta se aleja de biopics musicales como “Bohemian Rhapsody” y se acerca un poco más a lo hecho en “Rocketman”. El ritmo irregular no es un descuido, es más bien adrede para acentuar la personalidad del artista.

Contrario a lo que se podría desear ver en la cinta, Luhrmann (“El gran Gatsby”) no se decanta nunca por abordar el morbo con respecto a las drogas, el exceso de fiestas o la vida sexual de Elvis, más bien le da el mayor peso a la contexto social, político y cultural de cada una de las etapas de la carrera, su relación tóxica con el manager Parker y guiños a sus vínculos afectivos. El enfoque está en entregar una experiencia inmersiva a nivel musical, actoral y visual, y el resultado es triunfal, aunque no delirante.

Reconocimiento a parte para Austin Butler, pues se notan los tres años de preparación que tuvo para desempeñar el rol de la leyenda musical, porque si bien no tiene un parecido físico exacto, su rango actoral y vocal (en las canciones que sí canta) logra llenar al personaje por completo tanto en las escenas de conciertos con expresividad y energía ilimitada, como en las escenas más íntimas y contenidas. Con respecto a Tom Hanks, es un hecho que actoralmente sobresale, pero es una pena el afán de continuar con la nauseabunda idea de que los prostéticos y el atascado maquillaje son una excelente idea para terminar de crear a un personaje, ¿por qué no darle el papel a alguien físicamente similar? Claro, por el nombre taquillero.

“Elvis” es una pieza sobresaliente con respecto a las biografías de iconos musicales. Utiliza hábilmente los recursos de montaje y edición para enganchar al público, a sabiendas de su inestable construcción narrativa, la cual también es salvada por sus enérgicas y amorosas interpretaciones actorales. Un espectáculo comercial que acerca al público a la gran figura que fue Elvis Presley y que sin duda se podría complementar con el libro de Ray Connolly, “Ser Elvis: Una vida solitaria”.

“Elvis” ya está disponible en cines.

Fuente/laestatuilla.com

, , , , , , , , ,
Compartir
Menú