Después de varios rumores, y de que David Gilmour confesara su deseo de vender el catálogo de Pink Floyd, Sony compró los derechos de la banda.

El acuerdo se realizó por una suma de 400 millones de dólares, e incluye los derechos de la música grabada de la banda, así como los derechos sobre su nombre e imagen, lo que permitirá a Sony crear merchandising y posibles adaptaciones en cine y televisión. Sin embargo, los derechos de publicación no están incluidos en el trato.

Sony Music logró adquirir los derechos de otra de las bandas más importantes de la historia, ya que a principios de año había conseguido un acuerdo con Queen.

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